NOTIVIDA , Año I, 30 de septiembre de 2001

LA EMISIÓN DEL VOTO NO ES UN ACTO MORALMENTE INDIFERENTE

Ante la proximidad de las elecciones legislativas, teniendo en cuenta  que la emisión del voto no es un acto moralmente indiferente y por lo tanto, los cristianos debemos votar en conciencia, habiéndonos informado antes de decidir de la postura de los distintos candidatos sobre algunos valores fundamentales de la fe católica que tienen repercusiones en las opciones temporales, por ejemplo, la vida humana y la familia; la libertad de enseñanza, incluida la dimensión religiosa de la educación, etc. Recordamos el Comunicado de la Conferencia Episcopal Argentina de 1999, y unas palabras del entonces Arzobispo de San Juan, Mons. Di Stéfano.

Comunicado de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (08-10-99)

La Iglesia tiene como uno de sus fines iluminar a los fieles desde la fe en el camino que recorren en la sociedad y en la historia para que cumplan sus deberes temporales de acuerdo a las enseñanzas del Evangelio. 

En el espíritu de preparación al Jubileo del Tercer Milenio, debemos proponer a todos nuestros fieles que se encaminan próximamente a un acto eleccionario de gran trascendencia para nuestro país, las siguientes consideraciones sobre algunos valores fundamentales de la fe católica que tienen repercusiones en las opciones temporales. 

Como dijimos en el documento ‘Los cristianos ante las elecciones’ (CEA, 17-9-83), el voto debe entenderse como lúcida y responsable contribución al bien común, de las personas, de las familias y de los diversos grupos que constituyen la sociedad civil. 

Es necesario que nuestros fieles asuman la responsabilidad de votar y, al hacerlo, que opten en conciencia por aquellas plataformas y candidatos que garanticen la vigencia y aseguren el cuidado de los principios cristianos y humanos fundamentales. Como auténticos cristianos deberán valorar a quienes se comprometen efectivamente a: 

«Proteger la inviolabilidad de la vida humana en toda su extensión, desde la concepción hasta la muerte natural y rechazar el crimen del aborto y de la eutanasia, así como la manipulación genética, ya que el poder sobre la vida humana sólo le pertenece a Dios». 

«Promover el cuidado integral de la salud de la población, especialmente de la más careciente, y luchar contra el flagelo de la droga». 

«Sostener la dignidad de la persona y el verdadero sentido de la sexualidad del hombre y de la mujer, y rechazar aquellas concepciones de salud reproductiva, que entrañen el uso de cualquier método anticonceptivo, incluido el crimen del aborto, tragedia y vergüenza de la civilización del siglo XX». 

«Amparar a la familia, defendiendo sus derechos e integridad, rechazando el divorcio y todo lo que daña su unidad y estabilidad». 

«Asegurar el acceso a la educación como verdadero derecho para todos y la libertad de enseñanza que permita a cada familia elegir la forma de educar a sus hijos, incluida la dimensión religiosa». 

«Tutelar la primacía del hombre en toda la actividad económico-social, promover el derecho del hombre al trabajo, combatir enérgicamente el desempleo, ofensa a la dignidad humana e impedimento para el desarrollo de la persona y de la familia, y tutelar el bienestar de nuestros mayores». 

«Defender el estado de derecho a fin de garantizar la seguridad de la población y la administración eficaz de la justicia y rechazar absolutamente los hechos y las formas de corrupción en todos los estratos de la sociedad». 

«Garantizar las auténticas libertades públicas, en primer lugar la libertad religiosa, que constituyen un derecho inalienable de toda persona y cuya violación afecta gravemente al bien común». 

«Fortalecer la unidad nacional y la paz por medio del diálogo y la reconciliación de quienes por diversos motivos están en conflicto». 

«El Señor, que nunca nos abandona, habrá de darnos su auxilio para que el pueblo argentino pueda vivir con altura moral el desafío de las elecciones e ingresar al Tercer Milenio con el corazón lleno de esperanza y con el compromiso de construir un país fraterno y solidario.  

Que Nuestra Señora de Luján, patrona de la Argentina, sea nuestra intercesora y nos ilumine en un momento tan trascendente de nuestra historia». 

8 de octubre 1999 

-Mons. Estanislao Karlic, Arzobispo de Paraná. Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.

-Mons. Emilio Bianchi di Cárcano, Obispo de Azul. Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Argentina

-Mons. Eduardo Mirás, Arzobispo de Rosario. Vicepresidente II de la Conferencia Episcopal Argentina

-Mons. José Luis Mollaghan, Obispo Auxiliar de Buenos Aires. Secretario General de la Conferencia Episcopal Argentina. 

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LOS CANDIDATOS DEBEN EXPLICITAR POR ESCRITO SU OPOSICION AL ABORTO 

San Juan, OCT 20, 1999 (AICA): El arzobispo de San Juan, monseñor Italo Severino Di Stéfano, dijo que "no basta que los candidatos propongan de palabra que no son partidarios del aborto. Debieran suscribir tal actitud públicamente y por escrito. Los católicos ya hemos sufrido grandes decepciones y frustraciones. Nos prometieron, asistieron a actos pro familia y pro vida, y luego votaron en contra de lo que habían prometido". 

El prelado reconoció que "hay quienes han tenido actos, gestos y declaraciones públicas en pro del Niño por nacer. Hoy y siempre sería muy triste y penoso que los argentinos se dejasen confundir y perdiésemos esta batalla por la vida". 

Refiriéndose a las mujeres que alguna vez abortaron, el pastor sanjuanino expresó que "deben dotarse de una fortaleza muy especial y deberán contar con la paternal comprensión de sus padres y de la sociedad. En el Evangelio aparecen gestos maravillosos de perdón y de aliento por parte del Señor. Los pastores les ofrecemos el perdón y la ayuda para que no teman reinsertarse en la vida social". 

"Pero eso sí -continuó-: no se dejen engañar optando por el aborto. Opten por la vida que Dios permitió y quiso que estuviese en ustedes. La vida les habrá de sonreír de nuevo y no se desprenderán de sus criaturas. Sean fuertes. Que María Magdalena interceda por ustedes". 

El voto, un servicio a Dios 

Monseñor Di Stéfano consideró que "el voto es un servicio a Dios y también a la sociedad, porque puede ser un medio integrativo de la comunidad humana. Por tanto se hace necesario un agudo discernimiento, que nos lleve a la necesidad de evaluar la situación actual y a prevenirnos de fáciles equivocaciones". 

Precisó que "son muchos los puntos, sobre todo técnicos, que pudieran no estar necesitando de un apoyo ético o moral. Son temas que encuentran a la sociedad, de ordinario, correctamente preparada. Pero hay asuntos que son objeto de una fuerte propaganda, que afecta a la misma cultura y que sí o sí necesitan una palabra ciertamente iluminadora", tal es el caso del aborto. 

"De ahí -afirmó- la necesidad de que cada uno piense y repiense su voto, pidiendo a Dios su luz y su fuerza, aun cuando la conciencia indique que debe votar contra su partido o sus anteriores preferencias".+

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NOTIVIDA, Año I, Buenos Aires, 01-09-01

Editores: Pbro. Dr. Juan C. Sanahuja y Lic. Mónica del Río

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